
El sábado día 5 hicimos una excursión por la Braña y la Castillería. La marcha se adecuaba al grupo: de esfuerzo suave pero con paisaje de gran disfrute estético..Nos trasladamos a Vergaño - pueblo del entorno de Cervera- y allí iniciamos la marcha.Después de cruzar unos prados de pasto, de verde intenso, nos introducimos en el robledal que circunda la aldea. Seguimos un camino antiguo que fue el paso tradicional entre Vergaño y San Felices, unión de los valles de la Braña y Castillería.. Caminamos por el sendero mullido por las hojas secas que crujían a nuestro paso rompiendo el silencio que reina en este solitario paraje. Después de algo menos de una hora alcanzamos un collado en la cumbrera de la Sierra Corisa y nos detuvimos a contemplar los picos que se nos mostraban: al norte, en dirección nordeste el cordal Peña Labra - Tres Mares, que configuran el nudo orográfico más importante de España: la confluencia de las vertientes Cantábrica (río Nansa), Mediterránea ( Ebro) y Atlántica ( Pisuerga). En el centro, el cordal de Peña Sagra algo nevado, y un poco más a la izquierda alcanzamos a ver una pequeña parte de Picos de Europa.

Regresamos por el mismo camino y nos sentamos a tomar el bocadillo en un prado ya cerca del punto de partida. Poco después cogimos el coche para dirigirnos al mirador de Piedras Luengas, donde siempre nos sorprende la magnífica vista de Picos con la comarca de Liébana en su base. El viento era frío y subimos al coche para acercarnos al pueblo de Camasobres a tomar un café. En Cervera hicimos algo de compra y al llegar a Bustillo disfrutamos de una agradable velada al amor de la lumbre y de un delicioso chocolate con bizcochos.
El domingo, día 6 después de un agradable desayuno -con sobremesa, como ya es habitual- nos vamos dando un paseo al pueblo cercano de Monasterio, pasando por Villanueva de la Torre. La mañana era fresca y soleada con un plácido paisaje de verdes prados bañados por el rocío. Ascendemos por la ladera dejando a la izquierda un denso bosque de robles donde la pasada primavera apareció el oso atraído por las colmenas. Seguimos el ascenso hasta llegar a la sencilla y bonita capilla de Santa Lucía. Desde allí se divisaba el valle alto del Pisuerga, las Tuerces y la peña Amaya. Acedemos al pueblo de Monasterio con su iglesia románica bajo la advocación de El Salvador y oímos la misa.
Comida en el pueblo de Olea, comarca del sur de Cantabria.Lo más típico: la Olla Ferroviaria. Antes de regresar a casa dimos un paseo por la orilla del río Camesa, con ribera de abedules.
Ya en casa encendimos la chimenea y pasamos la velada cenando cosas ricas, tomando té de roca con orujo y conversando de lo divino y de lo humano, animados por Adela que trajo a colación temas profundos sobre la familia, la amistad y la religiosidad...
Y llegó el lunes 7, día de volver a Madrid, no sin antes dejar la casa limpita y sin una sola mosca.
¡Hasta pronto Bustillo!
Como he colaborado en la redacción de crónica Jesús me envía este comentario:
ResponderEliminarGracias Pepa por tu crónica sentida y detallada como siempre. Y gracias por vuestra laboriosidad de hormigas, vencedora de la invasión hostil y mosquil.
A lo que yo añado: Gracias a ti Jesús, sin tu conocimiento de montes, ríos y flora no habría crónica. En cuanto a nuestra batalla contra las moscas...¡con el equipo de las "Mimis" no hay quien pueda!