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miércoles, 1 de julio de 2015

Fin de verano en Asturias

Por unas y otras circunstancias, hacia tiempo que no nos reuníamos en Asturias, pero mira por donde, en septiembre pasado, tuvimos una oportunidad y esta vez se pudo aprovechar. Septiembre suele ser mes de buen tiempo, de sol y atmósfera nítida que realza los verdes del campo y el azul del Cantábrico.
Y un 18 de septiembre que reunía todas las características anteriores, nos encontramos en Pría- Llanes, Pilar y Ángel (que esforzadamente viajaron desde Tarragona), Carmen y Pepa (que vinieron de Madrid) y los habituales de la casa, es decir, Paloma, Clarina y yo.
Carmen y Pepa llegaron poco después de la hora de comer y como los otros dos viajeros no llegaban hasta las nueve de la noche, salimos para aprovechar la tarde.
Visitamos uno de los sectores de la costa que alberga posiblemente las playas más bonitas de Llanes. Pepa y yo, como casi siempre, nos animamos a darnos un baño de tarde en la playa de Borizo. El Cantábrico, fresco y bravío, de siempre hizo las delicias de los naturales de Campóo, aunque solo sea por proximidad y condición terráquea, y Pepa no fue la excepción.
Después del baño, pequeño paseo por las inmediaciones de la playa de Toranda, el típico pueblo de Niembro y la majestuosa playa de Torimbia. Desde esta última y sobre su magnífica concha, contemplamos, espléndido, el atardecer.
Ya por la noche, todos bien llegados, mejor encontrados y felices por la reunión, cenamos en el porche de casa y nos entregamos a una de las mejores actividades que derivan de la amistad: la tertulia, jugosa y reconfortante como pocas.

Al día siguiente, 19 de septiembre, amaneció algo nuboso, no llegando a faltar cuatro gotas que no estorbaron gran cosa. Mañana de caminata larga por la costa de Pría y sus curiosidades geológicas, arcos naturales, acantilados, canales profundos y sobre todo, los “bufones”. Son éstos, sifones naturales de origen kárstico, como toda la costa en esta zona, que se forman por la acción erosiva del mar sobre la roca caliza. El agua se introduce por conductos subterráneos y en los grandes temporales origina un chorro pulverizado que lanza en vertical a decenas de metros, acompañado de un bramido ensordecedor que se oye a kilómetros.

Por la tarde visita a la villa de Llanes. Caminamos pausadamente por el Paseo de San Pedro disfrutando de una vista excepcional sobre el mar y con la sierra costera del Cuera como fondo. Llanes tiene sabor marinero y medieval, castillo y murallas del S. XIII, época en que le fue concedido fuero por Alfonso IX de León, espléndidos ejemplares de arquitectura civil entre los S. XV y XVIII, puerto pesquero y el nuevo puerto deportivo, pintoresco, moderno y abrigado. Pero su monumento más importante es la parroquia de Santa María, declarada basílica menor; de transición románico-gótica (S. XIII y XIV), cuenta con un extraordinario retablo plateresco (S. XVI) con seis tablas flamencas y notable talla.
Por la noche sidrina y tapeo en el casco viejo, buena práctica para terminar el día.

El sábado, 20 de septiembre, nos despertamos nuevamente con una mañana espléndida. Después del desayuno, tranquilo y al aire libre, partimos para la cercana zona de Colunga. Nuevo baño en la playa de La Isla y paseo por la pintoresca aldea del mismo nombre con una curiosa muestra de los típicos hórreos.
Por la tarde nos dirigimos a Trubia, en la parte central de Asturias, muy próxima a Oviedo, donde nació y vivió Pilar hasta los nueve años. El mal estado actual de la que fue su casa, no impidió que saboreara recuerdos agradables de esa primera etapa de su vida.
A última hora de la tarde-noche y de vuelta para casa, visita al típico pueblo de Tazones, con su desparramado caserío de colores sobre una ladera al mar. Por azar del destino Tazones fue la primera tierra española que pisó Carlos I cuando venía de Flandes para tomar posesión del trono de Castilla. Una tormenta hizo que se desviara de su destino inicial, el puerto cántabro de Laredo. 

Domingo 21 de septiembre, el buen tiempo no nos abandona. Paseamos por la senda costera, esta vez hacia el Este, pasando por la bonita playa de Cuevas del Mar, muy dañada por los temporales del último invierno. Después de 40 minutos de marcha se accede a la cala de San Antonio de Cabomar, resguardada, coqueta y de finísima arena. Nos bañamos todos y después del fresco y reconfortante baño, regresamos a casa caminando. En un acantilado sobre esta playa se encuentra la capilla-panteón del conde de la Vega del Sella, historiador, paleontólogo y estudioso del arte rupestre cantábrico.
Después de comer en el restaurante Casa Pilar de Nueva -recomendable-  nos dirigimos hacia los lagos de Covadonga para hacer una pequeña excursión por esta zona del parque nacional. Sobresaliente y espectacular la vista de las Peñasantas sobre las quietas aguas del lago Ercina. Poco antes, en el lago Enol, se divisa al Este el macizo central con la cumbre suprema de Torrecerredo (2.648m.), punto culminante de los Picos de Europa, techo de Asturias y máxima cota entre Finisterre y Pirineo de Huesca. Caminamos hasta la pequeña majada de Belbín, disfrutando de un entorno de  perfecta armonía con el rojo de los tejados, el verde y lo calizo. En las cuevas cercanas a esta majada se cura el queso de Gamonedo, con denominación de origen y uno de los mejores de Asturias.

El último día, 22 de septiembre, primer día de otoño y cambio brusco del tiempo. Llueve -lo último que le faltaba a Asturias por ofrecer en este viaje- y lo hizo con ganas, como para no dejar de lado lo tópico y lo típico. Una despedida que nueve meses después aún recordamos con nostalgia y a la vez con el deseo de que pronto vuelva a ser encuentro. 

3 comentarios:

  1. Gracias Jesús por tu descriptiva crónica que me ha hecho revivir unos días muy gratos.
    Añadiré fotos que tengo en el móvil en cuanto me haga con un conector.

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  2. Sorpresa agradable ha sido el revivir aquellos bonitos días de fin de verano. Muchas gracias. Pilar y Ángel

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  3. Yo he disfrutado mucho rememorando mis tiempos de estudiante y compartiendo esas vivencias con vosotros

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