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martes, 19 de mayo de 2015

Cádiz bien vale una visita

La idea de viajar a Cádiz surgió en una excursión a la Mancha, el pasado mes de diciembre. Yo aún no conocía esta ciudad de la que Jesús a menudo habla ya que allí cursó  sus estudios de perito naval,así que se ofreció a enseñárnosla... y pasado el invierno y los catarros decidimos pasar unos días en la "Tacita de Plata"
Fuimos 8 los amigos que la tarde del jueves 14 de Mayo acudimos a la cita en el hotel de la calle San Francisco: Wolfgang , Verónica, Ángel, Pilar, Jesús, Paloma, Carmen y yo, Pepa. (También vino Clarina, ¡claro!)


Nuestra primera visita fue a lIglesia Oratorio de San Felipe Neri , lugar histórico dónde se promulgó la primera constitución española en 1812.  Es un templo barroco de planta elíptica construido entre los siglos XVII y XVIII. En su retablo mayor se incluye una Inmaculada Concepción, obra de Murillo.
La fachada tiene placas conmemorativas del centenario de las Cortes de Cádiz.
En la fotografía podemos ver la original cúpula ovalada.

Desde allí, callejeando por las numerosas y estrechas calles de la parte vieja fuimos admirando los singulares edificios de los siglos XVIII y XIX, y nos dirigimos a la Torre Tavira, la más notable entre las más de 100 que tiene la ciudad y que cumplieron funciones de vigilancia de las arribadas de los barcos al puerto.

Desde lo alto -hay que subir 160 escalones- se contempla una vista de la ciudad, buena parte de a bahía y los pueblos del entorno: Rota, Chipriona y Puerto de Santa María.  En el extremo Noroeste el Castillo de Santa Catalina y flanqueando la caleta, al otro extremo, el castillo de San Sebastián
Atendimos a una sesión de funcionamiento de la cámara oscura, que proyecta la imagen en movimiento del exterior como un periscopio submarino. Resultó una novedosa forma de ver la ciudad, "fisgar" por las azoteas que recuerdan a las ciudades árabes y contemplar los edificios más notables de Cádiz como la catedral, de arquitectura barroca, la Casa de las Cuatro Torres, la Iglesia de San Antonio...

Regresamos por el parque Genovés y las Alamedas pasando por el colegio mayor Beato Diego que hizo rememorar a Jesús sus jóvenes años de estudiante en la ciudad,con una mezcla de nostalgia y admiración: han pasado 45 años, ¡toda una vida!
Cenamos en el restaurante Cumbres Mayores, en la calle Zorrilla y nos recogimos pasada la media noche.

El día siguiente, viernes 15, lo dedicamos a completar nuestra visita a Cádiz. Desayunamos en una terraza de la plaza de las Flores y desde allí nos dirigimos a la CatedralEs un edificio de grandes proporciones de estilo Barroco y Neoclásico. Bajo el altar mayor se encuentra la cripta, situada bajo el nivel del mar, donde están enterrados algunos gaditanos ilustres, como el músico Manuel de Falla y el escritor José María Pemán,

Visitamos la Catedral Vieja, edificada en el siglo XVII sobre la antigua catedral gótica mandada construir por Alfonso X El Sabio hacia el 1262 sobre los restos de una mezquita árabe.

Luego nos dirigimos hacia la plaza del ayuntamiento y a la antigua tabacalera y nos sentamos a tomar un refresco en la terraza del restaurante La Almadraba y hablando del carácter gaditano nos reímos cuando Carmen nos tatareó el popular y divertido tangillo:"Aquellos duros antiguos" (Vale la pena escucharlo y de paso ver un bonito vídeo de Cádiz en este enlace)





Después de reservar hora para cenar en La Almadraba, fuimos por el Paseo Marítimo hasta La Caleta y allí nos sentamos en un chiringuito a comer: tortitas de camarones, pescaíto frito, ensaladas y helado.
Regresamos al hotel a descansar un par de horas y por la tarde fuimos a la Plaza de España dónde se encuentra el monumento a la constitución de 1812. En unos jardines hay dos ficus gigantes bicentenarios que captaron nuestra atención. Ángel hizo esta fotografía.

Al atardecer dimos un agradable paseo por la Alameda  Apodaca   para contemplar la puesta de sol, Wolfgang y Verónica nos enseñaron a decirlo en alemán: sonnen untergang.
Cenamos en La Almadraba, buena comida pero no pudieron atendernos bien y había algo de ruido porque se celebraba una comunión. Terminamos con un brindis de cava para celebrar la reciente jubilación de Jesús.

El sábado desayunamos en el hotel y nos dirigimos a la estación para coger el tren hacia el Noreste de la Bahía de Cádiz  que nos llevó en media hora a El Puerto de Santa María.  
La ciudad está a orillas del río Guadalete y tiene 88.000 habitantes. Hay muchos lugares de interés que visitar pero apenas lo hicimos, quizá por el calor. Cuando buscábamos una oficina de turismo fuimos a dar con el Castillo de San Marcos, una iglesia fortificada que mandó construir Alfonso X en el lugar de una antigua mezquita.

El Puerto de Santa María está impregnado de historia: de aquí partió la segunda expedición de Colón a las Américas con su piloto Juan de la Cosa, que dibujó el primer mapa del mundo en que incluía la costa del nuevo continente. Y ha sido cuna de gente notable como el poeta Rafael Alberti  o el dramaturgo Pedro Muñoz Seca"La Venganza de Don Mendo")

Caminamos  largo rato por Avenida de la Bajamar en dirección al puerto y las playas y entramos en una bodega de vino de Jeréz  cuyo nombre:"Colosía" llamó la atención de nuestro cicerone, por ser el de un pueblo asturiano - ¡Y es que  Jesús siempre encuentra nombres y lugares que le recuerdan su tierra!  Paramos un momento en el Club Naútico para comprar agua y cerca de allí nos sentamos al fin en una agradable terraza para tomar una cerveza y comer. Repetimos brindis con cava ... ¡uno sólo se jubila una vez en la vida!
A probar el agua del Atlántico sólo nos animamos Jesús, Paloma y yo. Nos sorprendió la temperatura por lo cálida
Carmen propuso regresar a la estación en taxi y el consenso fue total, estábamos un poco vagos y Pilar aquejada de un enfriamiento.
De vuelta en Cádiz  descansamos un poco antes de salir a dar un paseo y cenar algo ligero en el mismo restaurante de la primera noche.
El regreso a Madrid fue escalonado: Carmen y yo las más madrugadoras.

Hemos disfrutado mucho en esta acogedora ciudad andaluza, la gente es amable y risueña y ya estamos pensando en volver para visitar los pueblos blancos y Ronda.   ¡Será en otra ocasión!  

 

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