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lunes, 26 de noviembre de 2012

San Miquel D'Olérdola y sus vestigios


Es, Sant Miquel d’Olérdola, un pueblo de la comarca del Penedés, pequeño, acaso 350 habitantes, cerca de la villa-ciudad de Vilafranca del Penedés, capital de la comarca. Está ahora. el pueblo,  en un, digamos, llano; ahora porque antes estuvo en un alto fortificado.
Allá fuimos, el domingo 25 de Noviembre, el grupo excursionista llamado GATA( abreviación de Grupo de Amigos de Tony Achón, gran excursionista fallecido en accidente)  y fue un poco como viajar a hace milenios: desde un coche con móvil que habla  avisando de los radares, fijos o no, existentes en la carretera, a una elevación con bellas vistas del entorno y donde hubo un poblado ibérico, luego otro romano y, finalmente una población medieval, que guardaba la parte sur de la Marca Hispánica y que empezó a decaer al avanzar la reconquista y desarrollarse otros pueblos y ciudades.

Desde la Masia- así se escribe en catalán sin acento y se pronuncia como en castellano con acento- Restaurante “El Conill” empezamos la subida, caminando. En lo alto encontramos vestigios del pueblo ibérico según nos cuenta el guía- Josep Urpí-: una muralla en ruina total- cómo si no- y del romano: un gran depósito de agua, que conserva el recinto  y los canalitos, todo en la piedra, por donde iba el agua de lluvia para llenarlo y por donde salía para el uso de los habitantes; y en el depósito están los escalones muy bien conservados por donde se bajaba a él.  Cerca se conserva aún una cantera de piedra.
Lo medieval está un poco más arriba y se conserva, dentro de vestigios de muralla, una iglesia prerrománica bien restaurada con campanario- espadaña en arco que puede ser visigodo, portada románica y nave arqueada, una ventana geminada con arcos estilo visigótico y, en el ábside, dentro, hay un precioso arco de herradura.

Muy curioso es la zona delas tumbas, en que se conservan perfectamente los huecos en la piedra, orientados hacia el Oriente- por Jerusalén?-

También se conservan las oquedades de las bodegas, que el vino es muy importante desde siempre.

Y existen, en lo más alto, restos del castillo y su torre de atalaya.

Ya bajo todo esto, hay un viejo horno de cal, que hay que entrar en él para disfrutar de su vista, como un elevado tronco de cono, subiendo en curva suave.

Se puede llegar también en coche. Ha sido una grata sorpresa, riqueza histórica.  

Ángel

1 comentario:

  1. Parece interesante el recorrido por este pueblo de San Miquel. Me alegro mucho de que disfrutes de marchas con otros grupos. Me he tomado la libertad de colgar una foto para ilustrar tu crónica, Angel.
    Un abrazo

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