En
los cursos eran teenagers
casi todos, así que convivimos con la humanidad del futuro, con un
diálogo normal pese a poder ser nosotros casi sus abuelos.
De
ellos, la mayoría eran japoneses, que hacían dos uves con el índice
y el corazón de las dos manos cuando posaban para una foto; muy
agradables, vivos y educados, nos hicieron percibir otro estilo,
fuerte personalidad, curtida haciendo frente a las dificultades de su
país, tan sísmico, de tanto contraste entre el Norte y el Sur y al
que ellos aman profundamente a pesar de haber asimilado tan bien lo
occidental en un esfuerzo de adaptación mental impresionante. Ha
sido un contacto de mucho interés, enriquecedor, que deja un bello
recuerdo.
En
la familia, filipinos venidos a Cánada, éramos seis estudiantes: dos
japonesas, una surcoreana, una mejicana, que, cuando se fue, ocupó
su lugar otra japonesa. Compartíamos la cena y charlamos lo que
pudimos, del Japón sobre todo, que hay que ver cómo les afecta el
vino: como despedida, invitamos a una tarta- que hice yo- y a cava y
vino de Rioja( se encuentran con facilidad vinos españoles-; pues,
del vino de Rioja las japonesas se sirvieron un poquito, lo bañaron
de agua pese a mi recriminación y aún así lo encontraron fuerte,
tanto que se pusieron coloradas.
Realmente
el paisaje humano de Vancouver es muy rico: variedad de gentes, de
diversas culturas y razas, orientales y occidentales, que hablan un
inglés que no acierta uno a saber con qué criterio lo hablan, pues
a veces no puede adivinarse qué palabra pronuncian. Pero es la gente
amable, ayudadora, agradable.
Los
chinos merecen especial mención,su cultura es muy notable en la
ciudad: Chinatown es, realmente, un pedazo de China en Canadá,
donde, por ejemplo, en los restaurantes sólo te traen inicialmente
palillos y no se bebe más que té, obsequio de la casa, y te van
mostrando el menú a base de ir llevando carritos a tu mesa, cada uno
de diferente clase de comida, la escoges y te la ponen directamente
desde el carro.
Tiene la provincia un antiguo pasado indio, como otras partes de América, del que se conservan tótems, como los que se ven en la foto.
La
situación de la ciudad es particular, rodeada de mar, así que, para
ir de una parte a otra, existe el seabus,
autobús que va por el agua, y se ven hidroaviones. Hay una isla en
la ciudad, Grenville llamada, pequeña pero animada, con un
pintoresco mercado cubierto, preferida de artistas varios que actúan
al aire libre
La naturaleza circundante es de fuerte belleza: magníficos bosques, imponentes y variados árboles, con el arce- maple- como símbolo del país; osos que abundan y de los que nosotros vimos alguno de apacible aspecto, cual el de la foto
ballenas, que pudimos ver emergiendo y sumergiendo para echar el chorro respiratorio.
El canadian goose especial clase de ganso, otro símbolo de Canadá
y un animalito pequeño muy simpático y desenvuelto, visto en las Rocosas, que no tenía reparo en meterse dentro de un bolso abierto, como puede verse en esta foto
Fuimos a las clases todos los días y los fines de semana hicimos excursiones organizadas por la school: a Victoria, capital de la provincia, jardines, puerto pesquero, bonitos edificios históricos- el Parlamento de la provincia por ejemplo-muy British; está en la isla de Vancouver, así llamada aunque la ciudad de Vancouver está fuera de la isla. A Seattle- Siaro lo pronuncian- USA, donde hay tanto shopping que muchos hacen el viaje sólo para comprar.
La excursión más importante fue a las Montañas Rocosas canadienses-Rocky Mountains- que duró 4 días. Imponente: lujo de montañas, de lagos- en la foto una muestra-, de ríos en que se podía ver deambular y a veces- por la mañana- saltar a los salmones.
En cabina aérea, por cable, subimos una montaña y fue impresionante en un día nublado atravesar en la subida las nubes y ver arriba el cielo despejado y abajo todo de nubes compactas formando como grandes lagos blancos.
También vimos glaciares y en uno de ellos hicimos un recorrido con vehículo especial.
También vimos glaciares y en uno de ellos hicimos un recorrido con vehículo especial.
Jóvenes de la excursión, en los comienzos del viaje, osaron saltando con el mejor espíritu- |